Y ahora, un poemo

La nieve cae sobre mi cuerpo,
Y no tarda en empezar a enterrarme.
La nieve cae sobre mi cuerpo,
Y se tiñe de color sangre.

Intento aullar, pero nadie me escucha.
Sigo aullando, pero mi manada
Ya se dio a la fuga.

Ya están mis zarpas congeladas.
El frío comienza a hacer mella en mí
Mientras siento que la vida 
Me va dando la espalda.

Oigo otros lobos aullando,
Felices,
Lejos de mi tumba.
Mi manada
Cantándole a la luna,
Que observa,
Blanca,
Mi desgracia.

Ya no siento las heridas,
La cola,
Las patas.
Ya no siento nada.
Y las lágrimas, congeladas,
Se niegan a salir.

Ya no siento el aire,
Ya no siento nada.
Mi corazón se detiene,
Mi alma se desgarra.

Intento aullar, pero nadie me escucha.
Sigo aullando, pero mi manada
Ya se dio a la fuga.

Recuerdo uno a uno
Cada momento con mi manada.
¿Tan poco tardáis en olvidarme?
Antaño cantábamos juntos
A la diosa Luna.
Otrora los bosques eran nuestros,
Y por ellos corríamos,
Cazábamos,
Vivíamos,
Como verdaderos hermanos.
¿Qué fue de aquellos años?

Las fuerzas me van abandonando.
Hay una luz,
Algo aguardándome a lo lejos.
Pero no quiero ir.

Intento aullar, pero nadie me escucha.
Sigo aullando, pero mi manada
Ya se dio a la fuga.

Alguien aúlla con fuerza,
Cada vez más cerca de mí.
Escucho sus pasos rápidos,
Que contrastan con el decreciente pulso 
De mi corazón. "¡Hermano, hermano!",
Le oigo gritar. "¡Hermano, no dejes de aullar!"
Me grita, aún lejano.

Y aúllo.
Aúllo desesperado.
Oh, diosa Luna,
No quiero morir hoy.

La ventisca no cesa,
Me sigue enterrando,
Me voy muriendo.

Mi hermano está cada vez más cerca.
Mi corazón sigue desacelerando.
La nieve ya casi del todo me entierra.
Siento que ya todo se está acabando. "¡Hermano, ya casi he llegado!",
Grita.
"¡No te rindas, sigue aullando!",
Implora,
Mientras el aire,
Sale entre mis labios
Por última vez,
En un último aullido.

Y mientras todo se vuelve negro,
Sonrío,
Recordando lo que he vivido,
Imaginando lo que aún está por ver,
Feliz de saber que alguien ha querido salvarme,
Aunque ya nadie podía.

Y mientras la ventisca sigue,
Mi alma se desvanece,
Abandono mi cuerpo,
Y me diluyo para siempre.

Y me marcho,
A lo que unos llaman cielo,
A lo que otros llaman infierno.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Realmente quiero escribir, pero no tengo ni puta idea de cómo o sobre qué hacerlo

Sobre la negativa de Vox a condenar el franquismo.