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Realmente quiero escribir, pero no tengo ni puta idea de cómo o sobre qué hacerlo

Llevo unos cuantos días, unas cuantas semanas quizás, pensando a menudo en esta mierda de blog. Lo creé hace muchos meses con la idea de escribir sobre lo que me diera la gana, y hasta la fecha he escrito cuatro míseras entradas, algunas de ellas (la última) bastante ridículas y vergonzosas, que para mi fortuna no ha leído casi nadie y nadie me ha hablado de ello. Pero eso, que he estado pensando, y quiero escribir. No estoy pasando por mi mejor momento en cuanto a salud física y mental, me encuentro en ocasiones sumido en la miseria emocional y en el vacío existencial, y de vez en cuando recuerdo que esta mierda de blog existe y que podría servirme como desahogo y como catarsis. Se me ocurren ideas espontáneas, frases sueltas que poner a principio de párrafo o en mitad de un hipotético texto acerca de cómo me siento en ese momento, pero al final nunca lo hago, principalmente porque no tardo mucho en dejar de sentir aquello que parecía que me iba a impulsar a teclear en un principio.

Amar en vano

No hay nada más ambivalente que el amor. O te hacer sentirte plenamente vivo, o te mata en vida. O te sana las viejas heridas, o te abre otras nuevas. Es al mismo tiempo lo más bello y lo más doloroso que puede ocurrir en la vida de una persona. Lo más feliz, y lo más triste. Un arma de doble filo que, al fin y al cabo, vertebra nuestra existencia. Todos, de una forma u otra, nos enfrentamos a su bonanza y a su crueldad en algún momento de nuestra vida. A veces, lo hacemos en vano. Como yo ahora. Por eso escribo estas palabras. Porque estoy amando en vano. ¿Tiene sentido amar a alguien que sabes que no te ama, y no sólo que no te ama, sino que ama a otra persona? Probablemente no, pero yo lo estoy haciendo. Y quiero seguir haciéndolo. No solo por si el tiempo es benevolente y, en algún momento, llega a ser correspondido mi amor, sino porque me llena. Filosóficamente me considero "camusiano", pero lo cierto es que estoy faltando a mis ideas filosóficas con esto. Estoy cometie

Y ahora, un poemo

La nieve cae sobre mi cuerpo, Y no tarda en empezar a enterrarme. La nieve cae sobre mi cuerpo, Y se tiñe de color sangre. Intento aullar, pero nadie me escucha. Sigo aullando, pero mi manada Ya se dio a la fuga. Ya están mis zarpas congeladas. El frío comienza a hacer mella en mí Mientras siento que la vida  Me va dando la espalda. Oigo otros lobos aullando, Felices, Lejos de mi tumba. Mi manada Cantándole a la luna, Que observa, Blanca, Mi desgracia. Ya no siento las heridas, La cola, Las patas. Ya no siento nada. Y las lágrimas, congeladas, Se niegan a salir. Ya no siento el aire, Ya no siento nada. Mi corazón se detiene, Mi alma se desgarra. Intento aullar, pero nadie me escucha. Sigo aullando, pero mi manada Ya se dio a la fuga. Recuerdo uno a uno Cada momento con mi manada. ¿Tan poco tardáis en olvidarme? Antaño cantábamos juntos A la diosa Luna. Otrora los bosques eran nuestros, Y por ello

El Antiguo Testamento y sus orígenes mesopotámicos.

Que el Antiguo Testamento comparte muchas similitudes con la mitología y la historia de los diversos pueblos que habitaron en Mesopotamia en el pasado (sumerios, acadios, babilonios…) es algo bien sabido ya. Todos saben que el mito del Diluvio Universal, por ejemplo, está presente en distintas mitologías mesopotámicas. Y no es algo casual y que deba extrañarnos debido a dos factores: –El pueblo hebreo tiene su origen en Mesopotamia y es uno de los diversos pueblos semitas que allí habitaron (otro ejemplo de pueblo semita son los acadios), y según el Antiguo Testamento el patriarca Abraham era originario de Ur. Es normal que, por origen, compartan mitología con sus vecinos mesopotámicos. –Gran parte del canon del Antiguo Testamento fue redactado en Babilonia durante el Exilio (587-537 a.C.). Es probable que, al ser escrito aquí, los relatos se vieran influenciados por la cultura que rodeaba en ese momento a los redactores. Aquí voy a resumir brevemente algunos ejemplos de coinci

Sobre la negativa de Vox a condenar el franquismo.

Hace unos días, Vox, partido que no requiere ya una presentación, presentó una proposición de ley para derogar la Ley de Memoria Histórica de 2007, a la cual la formación verde tacha de “liberticida” y de “ataque directo a la libertad ideológica individual” debido a que “busca señalar buenos y malos en la Historia de España”, y que, según ellos, pretende “ir liquidando paulatinamente el régimen constitucional”. En una rueda de prensa, Iván Espinosa de los Monteros y Simón Joaquín Robles dijeron dos cosas, entre muchas más, que me gustaría resaltar. La primera, que “la Historia es la que es, y no se puede cambiar al gusto ideológico de cada uno”. Como estudiante de Historia que soy, me alegra mucho escuchar eso de un político. Eso sí, espero que los propios miembros de Vox, conocidos por su politización y, en muchos casos, manipulación y exageración de la Historia de nuestro país, se apliquen el cuento. La segunda, es que se negaron a condenar el franquismo porque su partido “no hace